sábado, 4 de julio de 2009

Tlacuilos

Los tlacuilos eran hombres y mujeres hábiles en el dibujo, a quienes desde niños se les adiestraba en el conocimiento profundo de su lengua y cultura. La labor del tlacuilo se asocia, por lo tanto, con diferentes actividades, no sólo con la pictografía. El tlacuilo pintaba los códices y los murales en Mesoamérica. Conocía las diversas formas de representación, así como la mitología. Llevaban registros de la diversidad biológica. Podía trabajar en mercados y templos, según el tipo de actividad para la que se le necesitara. Eran los encargados de dibujar los códices en que los indígenas llevaban registros de toda naturaleza.

Para elaborar los códices, los tlacuilos usaban papel amate o āmatl, piel de venado o tela de algodón tejida en telar de cintura, así como tintas negra y roja para las pinturas y glifos. Y quizá, en algunos casos, papel de maguey. Los códices se guardaban, doblados a manera de biombos, en amoxcallis o casas de códices. Los tlacuilos se encontraban bajo la protección de la diosa Xochiquétzal.

Además de registrar los eventos en los códices, los mexihcas conservaban su historia en la memoria de individuos, que transmitían sus conocimientos de generación en generación. Observando un códice, a los aztecas les era posible recordar con fidelidad lo que había aprendido de memoria.

Por esta circunstancia es que el tlacuilo era "el que escribe pintando" o "el que pinta escribiendo". En un momento posterior a la conquista española, un grupo de indígenas registró en la escritura latina la información que contenían varios códices y anales históricos aztecas.

Años más tarde fray Bernardino de Sahagún inició un estudio serio sobre el mundo indígena, y sus informantes fueron sabios indígenas, provistos de códices. En ambos casos se realizó un verdadero trabajo de traducción, no sólo de una lengua a otra, sino de un sistema de registro de datos a otro. Es por esta razón que nuestro servicio de traducción ha recibido el nombre de Tlacuilo.

Después de la conquista española, un grupo de indígenas registró en escritura latina la información de varios códices y anales históricos aztecas. En el Códice Matritense de la Real Academia de la Historia, al tlahcuilo se le define así:

El pintor: la tinta negra y roja,
Artista, creador de cosas con el agua negra.
Diseña las cosas con el carbón, las dibuja,
Prepara el color negro, lo muele, lo aplica.

El buen pintor: entendido, Dios en su corazón,
Diviniza con su corazón a las cosas,
Dialoga con su propio corazón.

Conoce los colores, los aplica, sombrea;
Dibuja los pies, las caras,
Traza las sombras, logra un perfecto acabado.

Todos los colores aplican a las cosas,
Como si fuera un tolteca,
Pinta los colores de todas las flores.

El mal pintor: corazón amortajado,
Indignación de la gente, provoca fastidio,
Engañador, siempre anda engañando.

No muestra el rostro de las cosas,
Da muerte a sus colores,
Mete a las cosas en la noche.

Pinta las cosas en vano,
Sus creaciones son torpes, las hace al azar,
Desfigura el rostro de las cosas.

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