martes, 29 de septiembre de 2009

Después


Dicen los que creen que saben que después de la tempestad siempre viene la calma. Pero no creo que sea del todo cierto, después de la tempestad viene el recuento de los daños y una vez que los evalúas decides si habrá calma o no, pero es tranquilizante que la tempestad mayor se ha ido.

Mi hermana volvió al día siguiente diciendo que no tenía casi 3 meses de embarazo, sino que ni siquiera tenía uno, que enseguida de que se fue con su novio le “bajo” pero por miedo se fue. Cuando supe que no seria tía mi corazón sintió tanta alegría, por ella, por mí, por mi familia; pero a la vez sentí unas enormes ganas de regañarla hasta que me cansara –te fuiste por estúpida, te fuiste por nada, nos hiciste sufrir por nada- pero sé que no puedo decírselo. Por otro lado me siento decepcionada, de ella y de mi, pensé que me tenía más confianza y pensé que en un caso así me diría…pero bueno como dice Isaac – lo único bueno de esto, si se le puede llamar bueno es que ahora SABEN: que ella no confía en ninguno de ustedes, que tienen más miedo que madurez, que no fue bueno abrirle tanto las puertas a su novio, que ella inicio su vida sexual y que no está embarazada.

Díganme tonta ero ninguna de esas cosas que ahora SE las quería saber, prefería creer que ella confiaba en mi, que el merecía confianza, que eran más maduros y lo de su vida sexual definitivamente no quería saberlo. Lo único que me alegro de saber es que no esta embarazada, aunque si hubiera tenida la confianza que yo creía que nos tenia nos hubiéramos ahorrado mucho.

Algo también muy sabio que me dijo Isaac, (eres tan sabio amor, que bueno que estas en mi vida) fue que ahora no nos podemos preocupar por lo que fue, lo que pudo haber sido ni nada por el estilo porque YA FUE, ahora debemos preocuparnos en apoyarla, en procurar que no vuelva a ocurrir y que como dice Serrat “Nos empeñamos en dirigir sus vidas, en evitar que sufran” pero la verdad es que jamás podremos evitar nada. Muy a lo Murphy lo que tenga que vivir lo vivirán, solo podemos prepararlo o creer que lo hacemos para que salgan mejor de cada tempestad que decidan vivir.

El recuento de los daños dice que ahora todos estamos decepcionados de todos y de nosotros mismos, o por lo menos es lo que creo.
Conclusion: Después de una tempestad,
viene otra diferente


Esos locos bajitos

A menudo los hijos se nos parecen,
y así nos dan la primera satisfacción;
ésos que se menean con nuestros gestos,
echando mano a cuanto hay a su alrededor.

Esos locos bajitos que se incorporan
con los ojos abiertos de par en par,
sin respeto al horario ni a las costumbres
y a los que, por su bien, (dicen) que hay que domesticar.

Niño,
deja ya de joder con la pelota.
Niño,
que eso no se dice,
que eso no se hace,
que eso no se toca.

Cargan con nuestros dioses y nuestro idioma,
con nuestros rencores y nuestro porvenir.
Por eso nos parece que son de goma
y que les bastan nuestros cuentos
para dormir.

Nos empeñamos en dirigir sus vidas
sin saber el oficio y sin vocación.
Les vamos trasmitiendo nuestras frustraciones
con la leche templada
y en cada canción.

Nada ni nadie puede impedir que sufran,
que las agujas avancen en el reloj,
que decidan por ellos, que se equivoquen,
que crezcan y que un día
nos digan adiós.


Joan Manuel Serrat

No hay comentarios:


frase