martes, 31 de marzo de 2015

Filofobia

Este artículo fue originalmente escrito por Ari Eastman para Thought Catalog.
Hoy lloré y no lo había hecho en mucho tiempo.
Creo que algunos de mis amigos se sorprenderían con esto, porque soy una chica que llora siempre. Soy a quien llamarías si necesitaras a hablar a una persona que no le incomodaran los sentimientos que no son para nada cómodos. Te acariciaría la espalda y tú podrías contarme todo lo que te pasa. ¡Podríamos llorar juntas!
Hay muchas cosas que me emocionan y me llenan los ojos de lágrimas. Un mensaje lleno de sentimientos. Esos terribles comerciales con los cachorritos de ojos tristes que desearía poder salvar. La nostalgia repentina cuando recuerdo algo que hace mucho no consideraba. Las películas me hacen llorar. Los libros. Los ensayos. A veces leo la misma oración cuatro veces, dejando que las lágrimas se interpongan con mi visión y volveré al principio. Lo leeré otra vez para poder sentirlo. Quiero sentirlo.

Definitivamente llorar no es algo inusual para mí. Debería añadirlo en mi curriculum en la parte de habilidades adicionales. Ari Eastman, llena de emociones y lista para llorar si la exponen a “Como entrenar a tu dragón 2″.
Y hoy lloré, pero no lo hacía hace tiempo. Fue un llanto de esos feos. De esas veces en las que te aferras a tu propio pecho. Subí la música porque odié el sonido de mi llanto. El sonido de mi propia soledad y confusión. El sonido de mi propio cuerpo intentando expresar algo que no puedo expresar a través de las palabras. No estoy segura por qué lloraba.
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Mi familia me pregunta por qué estoy tan triste. Y en general respondo con una broma. O digo que voy a aumentar la cantidad de Zoloft que estoy tomando. Pediré una hora con el doctor, quizás finalmente encontraré un terapeuta que me guste. Paso tanto tiempo intentando caerles bien que olvido hablar de las cosas que me pasan. Me preocupa tanto gustarle a las personas. Me está matando. Quizás no ahora. Quizás no inmediatamente. Pero puedo ver que será mi final. Esta personificación de la muerte me saluda, llena de caras de quienes me han rechazado. Llena de rostros que intenté que me amaran, que quería que me amaran. La persona en la que me estoy convirtiendo, no sé si me gusta.

Mi hermana pequeña dice que ella cree que seré más feliz si tengo un novio. O si dejo que alguien me ame. Tiene 8 años e incluso ella puede darse cuenta de mi batalla interna. Me escribe notas que dicen “no estés triste, ¡hay muchos chicos!”, y quiero abrazarla y tener 8 años otra vez, pero con ella. Me doy cuenta que no se trata de chicos o de ese chico en particular, no es la razón por la que todo duele. No es que necesite una pareja romántica. No es que necesite a otro humano para sentirme completa. Es que me resisto al amor… A todos los tipos del amor.
Alguien recientemente mencionó este miedo, filofobia. El estado de tener un miedo irracional a enamorarse. Quienes sufren de esta condición usualmente se esconden tras largos períodos de soledad, alejándose de quienes intentan acercarse. Estar sola se ha convertido en uno de mis hábitos. Es algo que amo, algo que necesito.

Probablemente todo esto suene extraño considerando que escribo muchos poemas de amor. La mayoría de las noches, cuando escribo, siento que mi corazón se desangra a través de mis dedos. Me aferro a recuerdos del pasado, a personas que me amaron, a personas que fueron tras de mi mientras que yo corría en la dirección contraria. También me aferro al material más poderoso de todos: a los sueños que tengo despierta de aquellos amantes de los que quise mucho pero que sólo me dieron un poco. Estoy harta de mi misma, de mi obsesión por el amor.

Sin embargo, he comenzado a preguntarme si quizás no es realmente una obsesión con querer, sino que una obsesión de que el amor se acerque a mí. Escribo para recordar. Me dolió. Me dolió mucho así que no dejaré que vuelva a ocurrir. No lo hagas. Escribe las historias. Escribe los recuerdos. Escribe el dolor para que se quede en la pantalla del computador, en tus diarios, en las páginas pero no en tu piel.
Aunque hay un problema al intentar escapar del amor. En el proceso, también dejas de amarte a ti misma.
Visto en Thought Catalog

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